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“Las mujeres tenemos una tremenda capacidad de trabajo”

Asi lo afirmó Mara Gómez miembro de la comisión directiva de ARLOG y socia gerenta de Raypac SRL en el marco de un ciclo de entrevistas promovido por el portal Ser Industria en el mes de la mujer.

Mara Gómez es socia gerenta de Raypac SRL e integra la Comisión Directiva de ARLOG. Se trata de una empresa con más de 25 años en el mercado argentino y latinoamericano, especializada en la provisión de elementos para protección y sujeción de cargas, embalajes de transporte y sistemas de movimiento de cargas con y sin pallet.

Gómez tiene 56 años, hace 35 que está casada y es madre de dos hijos, un varón de 31 años y una mujer de 26. Al participar de Mujeres en la Industria II, recordó que ingresó a la facultad para estudiar Marketing “de grande, con los chicos chiquitos, gracias al apoyo que me dieron mi marido y el entorno cercano”.

Confiesa que, dada la carga horaria, “más de una vez pensé seriamente en abandonar. La familia siempre fue y será mi prioridad, pero no quita que, en lo personal, tenía sueños que quería cumplir y eso merecía, en ese momento, un esfuerzo extra”.

Después de trabajar durante 13 años en una petroquímica de primera línea, resolvió embarcarse en un nuevo proyecto, que con el lleva recorridos 25 años. “Desde la facultad hasta el presente, nunca dejé de capacitarme” sostiene y agrega que “vengo de una familia de clase media muy tranquila, un padre vendedor de alma y de una mamá modista. Supieron transmitirme valores como el esfuerzo, el trabajo, la importancia de buscar superarse constantemente, siempre respetando al otro. Lo considero claves para la vida y así se lo transmití a mis hijos. También trato de compartirlos con mi equipo de trabajo”.

¿Cómo te incorporaste a la actividad empresarial?

Trabajé 13 años en una empresa petroquímica de primera línea, productora de polietileno, fue una etapa que disfruté muchísimo. Un día, un ex jefe que había tenido en esa compañía, comenzó un emprendimiento y me invitó a sumarme para desarrollar y darle forma al área de packaging.

Fue todo un desafío para mí, porque tenía 31 años y nos habíamos embarcado con mi marido, en la compra de nuestra primera casa. Me daba mucho miedo dejar de pertenecer a una estructura importante, con todo lo que eso significaba. Me decidí, después de pensarlo mucho y acá estoy, después de 25 años, enfrentando los desafíos diarios que implican tener una empresa, en nuestro amado país. Al principio, como tanto mi socio como yo, veníamos de la industria del envase, pensábamos orientarnos más a ese rubro. Después, a través de contactos, vinculaciones y el destino mismo, fui incursionando en el universo de la logística.

Respecto a la inserción de la mujer y la equidad de género y diversidad, ¿notaste avances en los últimos años?

Creo que sí, hay avances importantes, en la visión general. Después influye mucho, cuando se empieza a analizar en forma más individual, por rubro, mercados, etc. Aparte, considero que influye muchísimo el ángulo desde de donde lo mires y la postura de cada persona, respecto a este tema, todas respetables. Sin ir más lejos, en el universo logístico, siempre pongo como ejemplo parte en broma, parte en serio, que hace 25 años cuando empecé en esto, en los congresos o exposiciones de logística, era en la única oportunidad donde se veía que los baños de mujeres estaban vacíos y en el de caballeros hacían fila, algo realmente poco común. Hoy se ven muchas más mujeres dedicadas a este rubro y en este tipo de encuentros, se ven la diferencia y la evolución en el tema.

¿Aún hay prejuicios en la evaluación del desempeño laboral de las mujeres?

Sería muy hipócrita de mi parte, decir que ya no hay prejuicios. Mi opinión, es que uno de los grandes puntos, es que no nos gusta escuchar determinadas cosas que son verdad, que son así, pero no queda “políticamente correcto” decirlas. Creo que la mayoría de las mujeres tenemos por naturaleza, el chip de la maternidad, del deber ser, la responsabilidad sobre los hijos, obviamente generalizando. Indiscutiblemente los hijos son nuestra prioridad y eso genera que muchas veces, los hombres crean que, si emplean una mujer, no trabajará tanto como ellos. Aunque, en lo personal, cada uno de ellos adore tener una mujer que priorice a sus hijos, porque eso les permite moverse con mayor libertad y con sus propias prioridades.

La realidad es que las mujeres tenemos la virtud de atender varias cosas a la vez y creo que eso no tiene lugar de discusión. Tenemos una tremenda capacidad de trabajo, que nos permite dedicarnos a full a nuestro empleo y a nuestros hijos, hogar y todo el resto. Si el que evalúa es un hombre, seguramente considerará que eso es imposible. Pensará que dedicarse a cosas personales, implique rendir menos en lo laboral, eso se sigue escuchando. Seguramente suene muy antipático, hasta antiguo, lo que menciono, pero no creo estar muy alejada de la realidad.

En lo personal, será por mi forma de ser o no sé por qué, nunca tuve la sensación de no poder pertenecer al grupo laboral que aspiraba, solo por ser mujer. Logré hacerme ese lugar. Siempre me moví en rubros muy masculinos, como es el petroquímico y la logística. Viajé y viajo mucho, por trabajo, siempre con hombres y nunca tuve problemas, pero reconozco que no es lo común. Un punto no menor, es que tuve la “suerte” de tener un compañero de vida, siempre dispuesto a acompañarme para lograr mis metas, así como yo lo acompañé y acompaño a él con las suyas, como dos personas diferentes que somos, sin importar quién es el hombre o la mujer de la pareja.

¿Cuáles son las estrategias para romper el “techo de cristal” en el mundo empresarial?

Desgraciadamente no soy un buen referente para contestar eso, porque nunca sentí tener un “techo de cristal” en lo laboral, ni pensé que tenía ese limitante por ser mujer. Sí fui consciente que tenía otros límites por mi falta de formación y decidí estudiar y capacitarme. Las cosas dependían de mí, por lo que era o lo que tenía para dar, pero no por ser mujer. Nunca consideré mi género como un obstáculo, jamás. Será por eso que siempre me desenvolví muy cómoda entre los hombres. Para mi son un par, jamás los consideré algo más, simplemente por ser hombres. Quizás, si lo pienso, la “estrategia”, sería que enseñemos desde pequeños a las nuevas generaciones, que todos somos personas y podemos lograr lo que nos propongamos o soñemos, siempre que nos preparemos y luchemos para eso. El principal obstáculo es uno mismo.

¿Por qué persisten las brechas salariales en perjuicio de las mujeres?

Creo que es parte de la historia que se arrastra como sociedad, donde el hombre era el que mantenía el hogar y la mujer se quedaba en la casa con los hijos, entonces ellos debían ganar más. Eso ya evolucionó mucho y tengo esperanza que esas brechas cada vez sean menores hasta que dejen de existir, porque las mujeres exigiremos y demostraremos que tiene que ser así, por la calidad de trabajo que cada una brinde. Estamos en plena transición y los cambios de este tipo, donde están involucrados las creencias y educación, no son tan rápido como los cambios tecnológicos. Llevan su tiempo, pero creo que vamos por buen camino, algo está cambiando.

¿Qué medidas pueden adoptar las empresas para fomentar la igualdad de género?

Para mí, no tienen que buscar esa “igualdad de género” cuando hablamos de lo laboral, no comulgo para nada con ese concepto. Las empresas necesitan personas eficientes, buenos trabajadores, capaces. ¿Qué importa si se trata de un hombre o una mujer? ¿Por qué, como empresaria, tengo que aceptar que me impongan, por tener determinada cantidad de mujeres trabajando en mi empresa, contratar hombres?

¿Cómo pueden, las mujeres, encontrar y crear oportunidades de liderazgo en el trabajo?

Estudiando, preparándose para tal fin… Sin importar que sea hombre o mujer, un líder dentro de una empresa tiene que tener un perfil a la altura. Eso se logra, en parte, por algo natural que traemos desde que nacemos y por otra parte, preparándonos, capacitándonos. Ser hombre o mujer, no significa que puedas llegar a ser un buen líder dentro de una organización. Te pongo un ejemplo personal: una vez entre llorando a la oficina de mi jefe y le rogué que por favor me ayude a que el personal me respete, me escuche, porque sentía que no me tenían en cuenta, que no hacían lo que les pedía. Su respuesta fue “Mara, el respeto no se impone, no se hereda, se gana”. Eso fue algo que me lo grabé a fuego… y actué en consecuencia.

¿Cuál es la importancia de tener una representación equitativa de mujeres en puestos de liderazgo y en juntas directivas?

Como expresé anteriormente, creo que la importancia es cero. Considero que no importa si un puesto de liderazgo o un directorio está compuesto por más hombres que mujeres o viceversa… Lo importante es que esos individuos sean capaces y lo suficientemente eficientes, para cumplir ese rol que ocupan.

¿Cómo pueden la educación y la formación en habilidades de liderazgo ayudar a las mujeres a avanzar en sus carreras profesionales?

Convenciéndolas realmente. Independientemente que sean mujeres, si estudian y se preparan para lo que desean, pueden ser profesionales exitosas. No por ser mujer serán mejores o peores. Creo que ese es el mensaje principal. No subestimarnos nosotras mismas. Hay que olvidarse de los géneros, cuando hablamos de capacidad profesional. Si una persona estudia y se prepara para eso, pueden lograr lo que se propongan en la vida. Y no debe permitir que nadie, le diga lo contrario.

Siendo 2023 un año electoral, ¿la igualdad de género está en la agenda de los posibles candidatos y candidatas?

Supongo que desgraciadamente sí y creo que es un gran error, porque hay mucha hipocresía al respecto y se usa como un argumento político para llegar a determinados sectores. Considero que al país no le sirve de nada que en el Congreso o en los ministerios, haya una cantidad similar de hombres y mujeres, si no cumplen con los requisitos y capacidad para cubrir sus cargos. Eso es realmente lo que nos tiene que preocupar, que cumplan con sus obligaciones, para lo que fueron elegidos, tanto hombres como mujeres.

Tengo dos frases que me representan muy bien en cuanto al tema de género y derechos de la mujer, se refiere. Una es de Marie Curie que dice: “Nunca he creído que por ser mujer deba tener tratos especiales, de creerlo estaría reconociendo que soy inferior a los hombres y no soy inferior a ninguno de ellos”. La otra es de Rosa Luxemburgo: “Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.

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